Afortunadamente cada vez nuestras mascotas viven más años, hecho que provoca que, aunque les dediquemos cuidados especiales, puedan desarrollar con mayor frecuencia patologías degenerativas con el paso de los años, como puede ser la artrosis (osteoartrosis o enfermedad degenerativa articular). El reconocimiento temprano de los síntomas asociados a estos procesos es clave para prolongar al máximo la calidad de vida de nuestros perros y gatos.
Identificar cuanto antes los síntomas que caracterizan esta enfermedad podría ayudar a mejorar la calidad de vida tanto de nuestros perros y gatos como de sus familias, permitiendo mantener un estilo de vida activo y ralentizando la evolución de esta enfermedad.
En muchas ocasiones se confunden los signos de esta patología, especialmente en fases iniciales, con la aparición del envejecimiento natural de nuestros compañeros, y la visita al veterinario para una evaluación, a veces se pospone hasta que dichos síntomas han empeorado, por lo que se podría estar perdiendo la oportunidad de mejorar la salud de las mascotas afectadas cuando es más fácil evitar su progresión.
La artrosis, también conocida como osteoartrosis es una enfermedad degenerativa que se estima que puede afectar a cerca del 50% de las mascotas a lo largo de sus vidas, llegando a ser un proceso doloroso, que limita su movilidad, comprometiendo la salud física y emocional, de ellas y de sus familias.
Por todo ello es fundamental realizar una detección precoz de los primeros síntomas de artrosis para que tu veterinario de confianza pueda ayudar a tu fiel amigo a mantener su movilidad y actividad física, y por tanto su calidad de vida, el mayor tiempo posible.
A continuación, enumeramos los síntomas que nos deberían hacer sospechar que nuestro perro o gato sufre artrosis:
- Rigidez en los movimientos, especialmente en frío tras el reposo.
- Dificultad de mantener un ritmo de marcha normal durante el paseo.
- Dificultad o imposibilidad de saltar al sofá, a la cama o al coche.
- Cojera tras una actividad física moderada, y al iniciar la marcha.
- Lentitud de movimientos.
- Dificultad o imposibilidad de subir escaleras.
- Disminución del interés por el juego.
- Se muestra irascible y/o se queja al tocarle las articulaciones afectadas.
- Se aisla, o tiende a descansar en un lugar distinto al habitual.
- Comportamiento agresivo en casos graves.
- Disminución del acicalado, mal aspecto del pelaje.
- En los gatos, además, puede llamar especialmente la atención la dificultad o imposibilidad de realizar saltos normales, tendiendo a permanecer en el suelo, o buscar objetos de menor altura para llevar a cabo saltos más pequeños. También es posible que se detecte un menor interés en perseguir objetos en movimiento, o que no realice las deposiciones de modo correcto en su arenero.
Si detectas alguno de los síntomas enumerados, te recomendamos que acudas a tu veterinario de confianza o a un especialista para llevar a cabo una evaluación ortopédica adecuada y poder actuar lo antes posible en caso de diagnosticar esta enfermedad.
En próximas entradas de nuestro blog analizaremos como prevenir la artrosis y algunos de los manejos más habituales de la misma.