Osteoartrosis o artrosis.

La osteoartrosis es un proceso degenerativo de las articulaciones que afecta a las estructuras cartilaginosas y óseas principalmente. A menudo va acompañado de inflamación articular, conocida como osteoartritis.

La prevalencia de la osteoartritis puede afectar hasta el 80% de los perros de más de 8 años y, aunque parezca sorprendente, puede aparecer incluso en cachorros.

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Origen.

Aunque el origen de la misma puede ser primario, debido al desgaste natural de las articulaciones con el paso de los años, en perros y gatos, lo más habitual es que los procesos de artrosis que encontramos sean secundarios a otras patologías ortopédicas primarias como pueden ser los diferentes tipos de displasias, la rotura del ligamento cruzado anterior, o la luxación de rótula, entre otras muchas.

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Signos clínicos.

Los signos clínicos más habituales de un paciente con osteoartrosis / osteoartritis (OA) son crepitación, molestias y dolor articular, rigidez de la marcha (especialmente al iniciar el movimiento, en frío), disminución del rango de movimiento articular, engrosamiento de los tejidos blandos articulares, e hipotrofia muscular por desuso, entre otros.

Diagnóstico.

El diagnóstico se lleva a cabo gracias al examen ortopédico de un veterinario, y al empleo de diferentes pruebas complementarias como pueden ser radiografías o TACS.

Patología crónica.

La OA es una patología crónica que no tiene cura.

El objetivo del tratamiento va encaminado a contrarrestar los signos mencionados, ralentizar la progresión de la enfermedad, favorecer la reparación de los tejidos afectados, y en definitiva mejorar la calidad de vida del paciente.

Tratamiento.

El tratamiento de la OA es de tipo multimodal, es decir, consiste en la actuación a diferentes niveles para permitir lograr reducir las molestias y el dolor, mejorar el rango de movimiento articular, favorecer el desarrollo muscular, y en definitiva permitir que el paciente se mueva más y mejor.

Para ello, normalmente, se debe atender a los siguientes puntos:

Es un punto clave mantener un peso óptimo del paciente con osteoartrosis, ya que el sobrepeso supondrá un estrés añadido para la articulación afectada o articulaciones afectadas.

El movimiento es necesario para una adecuada nutrición y funcionamiento articular, además de que el mismo favorece un buen desarrollo muscular, factor indispensable en pacientes con patologías articulares. Se deberá evitar tanto el reposo excesivo como los ejercicios de alta intensidad.

Como comentamos en otro apartado, la suplementación con nutraceúticos de calidad contribuye a una conservación y funcionalidad articular óptima, a través de la modulación de la respuesta inflamatoria y la protección frente al daño oxidativo.

Apoyar a los pacientes con patologías articulares con fisioterapia favorece en muchos sentidos. Ayuda a controlar (disminuir el dolor), puede mejorar los rangos de movimiento articular y facilita el desarrollo muscular. Todo ello es clave en el manejo de un proceso degenerativo como es la osteoartrosis.

Con cierta frecuencia, sobre todo en el manejo inicial de estos procesos, suele ser necesario administrar analgésicos medicamentosos según el criterio de un profesional veterinario. Existen afortunadamente numerosos recursos a este nivel, que podrán ser de ayuda en el comienzo del manejo, o ante alguna crisis sintomática. Un veterinario será el responsable de establecer la pauta más adecuada. Siguiendo las pautas establecidas en los puntos anteriores, será posible tener que recurrir con menor frecuencia a este tipo de terapia.

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